Mario Artigas: El
olivo guarda un secreto en Granada
Homenaje
a Federico García Lorca, 5 de junio de 2013.
Bebía
su trago preferido “Entre-sol-y-mar” en una taberna de su pueblo, cuando un
parroquiano lo interrumpe gritando –a la salud de nuestro poeta popular-
Federico da un golpe en la barra y saltan los calamares fritos junto a su jamón
ahumado. Oscila con brusquedad en su gesto.
-¡Usted
dice que soy un poeta popular!-
Indignado le dice -¡Ahora ustedes van a ver qué soy! Le
hace un gesto al mozo que le sirva otro trago. Comienza a recitar con su acento
andaluz:
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre el mar
el caballo en la
montaña.
Se interrumpe en seco y les
pregunta:
-¿Le
gusta eso?
-Sí, sí
responde eufórico el mozo a la vez que le sirve su trago.
-¿Y ha
comprendido? Le pregunta Federico.
-¿Ah,
eso no lo he comprendido? Responde el mozo un tanto perturbado.
-¡Entonces
vean qué popular soy! Concluye Federico bebiéndose su trago al seco,
retirándose por fin de la taberna.
Decir
que Federico
del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, era un buen mozo,
sería adular tontamente su memoria: pero para aquellos que lo conocieron, es de
no olvidar. Bajo su pelo color ala de cuervo, su rostro coloreado contractaba
con la común tez tosca de los españoles. Con una mirada oscura. Se decía de él:
“Que era dueño de un encanto sobre humano.
Su persona era mágica y dorada que derramaba felicidad”. “Embrujaba con la música de su lengua hasta
los oídos más necios”.
El poeta cayó con el rostro sobre la
tierra, en un rincón del campo de Granada. la En época de las botas, los gritos
y ráfagas, de las manos empuñadas, de los cantos. La peor época que puede vivir
un pueblo. Más de 10.000 murieron en Granada, en el mismo lugar. Entre ellos;
nuestro poeta Federico.
Sin embargo, los poetas no mueren sino que se transforman; continuase escuchando
en la voz de los campesinos con las horquetas en la mano, cantando a Federico,
con los ojos llenos de ardor y nostalgia. La tierra se encargó de esparcir la voz
sembrada con sangre, el verso, el canto de Federico por el mundo, cuando Federico
besó la tierra roja de un campo de olivos centenarios, al caer de bruces.
“Quiero dormir un
instante,
pero que todos sepan que no estoy muerto;
que hay sobre mis labios un establo de oro;
que soy el amigo del viento Oeste,
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas”.
En Fuente Vaqueros (a 25 Km. De
Granada) un 05 de junio de 1898 nació el poeta, hijo de Federico García
Rodríguez, un personaje importante que poseía una treintena de hectáreas de
tierra junto a su esposa Vicenta Lorca Romero su madre. Lo que permitió a Federico
vivir de manera holgada y sin apremios económicos durante su infancia y parte
de su juventud. Ha medida que avanza el tiempo los ojos de Federico se van
poniendo más negros de romanticismo trágico en su adolescencia. Su primer amor
resulta ser una angustia permanente, cayendo casi en lo tortuoso. Al romperse
su relación busca una vocación en Granada, dedicándose a la música. A los 15
años aprende inteligentemente a tocar el piano de cola, mientras, estudia
letras y derecho. Inquieto decide ir a conocer al maestro de la escuela
española don Manuel de Falla 1.
Federico armonizará más de trescientas
canciones populares. También dibujará numerosas ilustraciones a lápiz color,
pero su gran vocación la descubre a los diecisiete años, al borde de un río
andaluz, el Alcubilla: en ese lugar
compone sus primeros poemas. Pronto también, escribirá su primera pieza de
teatro: Una farsa para polichinela.
Su ímpetu lo lleva a montar él mismo el espectáculo en el Gran Salón de
Granada, diseña él mismo los trajes y los decorados, imprime un programa y,
para la fiesta de los Reyes, invita su familia a participar. Lo acompaña Manuel
de Falla en el piano y también con algunos platillos, Isabelita canta; Conchita
acciona los personajes de mujeres, Federico los demás. La obra se titula “La niña que riega la albahaca” y “Los dos habladores”. El registro que se
tiene de esa puesta en escena, la comentaron sus dos hermanas y Manuel de
Falla. Los manuscritos fueron perdidos y de su vago recuerdo las hermanas
recitan de Federico:
Tengo los ojos azules
como los de las nubes
y el corazón semejante
a la lengua de la llama.
A
los diecinueve años (1918) publica su primer libro, "Impresiones y Paisajes", notas de viaje. El éxito es
nulo. No importa, Federico parte a la conquista de la capital. En Madrid, se
instala en una la Residencia de Estudiantes que representaba, en aquel
entonces, un punto de contacto importantísimo entre las culturas española y
extranjera. Aquel hervidero intelectual supuso un excelente caldo de cultivo
para el desarrollo del poeta. Su vida en "la
Colina de los Chopos" le dio una nueva visión de la responsabilidad
del artista frente a la sociedad y reforzó su amor por la cultura, desde la
clásica a la popular española. Se hace amigo de Salvador Dalí, del cineasta
Buñuel, del poeta Rafael Alberti, de Juan Ramón Jiménez (que será en 1956
Premio Nobel. En 1920 estrenó en teatro su obra “El maleficio de la mariposa”; en 1921 publica su libro titulado “Libro de poemas”; en 1923 pusieron en
escena las comedias de títeres “La niña
que riega la Albahaca” y “El príncipe
preguntón”; en 1927, en Barcelona expone su primera muestra pictórica.
Es
la época del surrealismo. Federico funda con sus amigos una revista literaria
de vanguardia, "El Gallo",
que no tendrá más que dos números. Su manifiesto proclama: "Invocamos a
los grandes artistas de la actualidad: Picasso, Gris, Ozenfant, Chirico, Juan
Miró, Lipchitz, Brancusi, Arp, Le Corbusier, Reverdy, Tristan Tzara, Paul
Eluard, Aragon, Desnos, Jean Coccteau, Stravinsky" La nueva escuela encara
el problema de hacer salir la poesía española de su rutina, preconizando la
violencia de la palabra y la libertad total. ¿La libertad? Esta regla está
especialmente hecha para seducir al joven de Granada: "El símbolo del
anillo -escribe- no lo acepto". Rechaza todas las sujeciones a la vez,
comprendiendo las de la política:
“Soy católico -dice-, comunista, anarquista, liberal,
tradicionalista y monarquista a la vez".
Pisotea
el convencionalismo. Su familia no está muy entusiasmada por las bromas y
actitud de Federico: para hacerlo olvidar, lo envían por un año a la Columbia
University de Nueva York. Pero, además de volver con algunos hermosos poemas,
su comportamiento es idéntico.
En
adelante, le perdonarán sus bromas y su vida bohemia, le perdonará todo al dar
a conocer el "Romancero
Gitano", una de las obras maestras de la poesía española de todos los
tiempos. Madrid lo saluda ya como a un gran maestro. El año 1932 concreta una
de sus brillantes ideas: dar a conocer a los habitantes de las regiones más
olvidadas, obras dramáticas españolas. Compone su “troupe” con estudiantes y la bautiza "Barraca". Durante tres años la caravana se detiene en
las plazas de los pueblos, despliega ante su camión un escenario como en la
Edad Media y representa a Calderón, Cervantes, Lope de Vega. Federico está en
todas partes a la vez. Es director, empresario, decorador, actor si es
necesario. Además de representar todos los papeles o roles.
Así como armó su troupe de rápido, hace abandono de todo. Se encierra en San
Vicente, una de las casas de su padre en las afueras de Granada: Así escribe "Yerma", el drama de la mujer
sin hijos. La compone para la gran artista Margarita Xirgu. Además escribe para
ella la última de sus obras, "La
Casa de Bernarda Alba". Que se representó en Paris el año 1945, y por
primera vez en Europa.
Lorca,
en la gran mayoría de sus obras teatrales se inspira en hechos reales. Luego
vendrá el drama de seis "mujeres sin
hombre" que viven reclusas en su patio blanco, por ocho años de duelo,
hace tres actos. Con sus obras escénicas, el poeta desencadena un entusiasmo
universal. Son los años de apoteosis de Federico García Lorca. En 1933 viaja a
Argentina y en Buenos Aires es presentado ante 60.000 espectadores su obra “La dama boba”. (Posteriormente, “Yerma” es puesta en escena por primera
vez en Argentina, Buenos Aires el año 1945, bajo la interpretación de la actriz
Margarita Xirgu.)
Yo soy español integral
y me sería casi imposible vivir fuera de mis límite geográfico, pero odio al
que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al
hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho
de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca
de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero
antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en
las fronteras políticas.
En
su balcón abierto sobre los matorrales de jazmines, las palmeras, los tres
cipreses que él mismo ha plantado, escribe en hojas sus más bellos poemas.
Mientras que Granada se enrojece con una guerra atroz entre todos, él continúa
entonando el canto de amor y de muerte del corazón andaluz.
¡Oh blanco muro de
España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de
Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus
venas!
Con
acentos que desafiarán el espacio y el tiempo, el poeta llora la muerte de su
amigo, el mecenas y torero Ignacio
Sánchez Mejías, herido en la arena de Manzanares. Canta el suplicio del
amor imposible que tropieza con rejas, con las tradiciones seculares, con las
conveniencias sociales, como ha cantado el mundo trágico de los gitanos que
frecuenta la enorme guarida de la colina profana de Granada. La idea de la
muerte asedia a Lorca como una premonición. Y los colores brillantes de la vida
no logran rechazarla, ni el gran banquete de alegría que él hace de ella: "tarde verde", "viento rojo sobre la montaña abrazada",
"risa amarilla y dura del maíz"... ¿Qué pueden las canciones contra los gritos de guerra, contra las
ráfagas de ametralladora, contra los cementerios bajo la luna? La muerte es
para él el caballero negro que persigue al gitano, el cuchillo que penetra frío
en las carnes sorprendidas, se detiene ahí..., en el lugar donde tiembla
embrollada la raíz oscura de los gritos, la sangre expandida que "gime su canto mudo de serpiente".
Paleógrafos
pegados en los muros y tabernas de Madrid: Un teatro anuncia “Yerma”. Un gran acontecimiento. -Lo que
no se hizo después de su muerte en esa maldita Guerra Civil- De un golpe
España lo reivindicó presentando por primera vez en un teatro de Madrid
“Yerma”, un 29 de diciembre de 1934. Elogiada por la mejor crítica, desde
Unamuno a E. Díez‐Canedo, tal
como la definiera el propio Federico García Lorca «la imagen de la fecundidad castigada a la esterilidad» dentro de
ese dramático juego universal en el que se mueven las criaturas lorquianas: El
rol social de la mujer en un pueblo español a principios del siglo XX parece
estar condenada a las labores domésticas y la maternidad, delineando esta
perspectiva la estructura familiar. En Yerma, los prejuicios
sociales toman cuerpo en el personaje femenino que da nombre a la obra y van
construyendo la narración a través de sus padecimientos y reflexiones. Un
matrimonio sin deseo ni amor, un marido estéril, la presencia de un antiguo
pretendiente, se combinan para desarrollar un argumento teñido de tragedia y
sutil crítica a una identidad femenina intrínsecamente ligada al orden social
establecido. El mismísimo García Lorca calificó la obra como poema trágico y en la que desarrolló con
mayor amplitud y relieve un tema central: el de la esterilidad y fecundidad.
Al
alba del 19 de agosto de 1936, al pie de la Sierra Nevada, del camino de Viznar
a Alfacar, todavía no se divisa Granada, a 20 kilómetros hacia abajo. Nunca se
escucha correr la "Fuente Grande": el -motor de un auto acaba de
borrar el murmullo de su agua clara. En la soledad del lugar no se logra apagar
la detonación que devuelve de pronto las lomas rugosas de la montaña. En la luz
de los faros, un hombre ha caído: Federico, poeta.
Prado mortal de lunas
y sangre bajo tierra.
Prado de sangre vieja.
Me encontré con la
muerte.
Prado mortal de tierra.
Una muerte pequeña.
Las relaciones íntimas de Federico
García Lorca componen un romancero oscuro, un misterio del que sólo se conocen
algunos testimonios y escasos documentos, pero lo cierto es, que sentía
verdadera pasión por aquellas personas a las que amó. En pocas ocasiones fue
correspondido y no siempre eligió a la adecuada. Salvador Dalí, Emilio Aladrén,
Rafael Rodríguez Rapún y Eduardo Rodríguez Valdivieso fueron, en algún momento,
los hombres de su vida y de sus obras. La familia García Lorca durante años
evitó toda referencia a las inclinaciones sexuales del poeta, para evitar,
según indicó Laura García Lorca, que «se
confundiera su asesinato con un crimen sexual». La misma Laura reconoció
que, pasados los años, la familia asumió el tema «con toda naturalidad».
Decir ¿qué pasó y por qué pasó?,
será el misterio que siempre un poeta deja después de su partida, por eso
existe también la conclusión, que: A causa de su tendencia republicana fue fusilado el 18 de agosto de 1836.
Todos los intelectuales de su época
lloraron su muerte. En especial Machado, que recogió sus pensamientos en este
poema:
EL
CRIMEN FUE EN GRANADA
1. El crimen
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
—sangre en la frente y plomo en las entrañas— ...
Que fue en Granada el crimen,
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.
2. El poeta y la muerte
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
—Ya el sol en torre y torre, los martillos
en yunque— yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!".
3.
Se le vio caminar...
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
1.- Manuel de Falla: Cadiz, España 23 de noviembre de 1876 –
Alta Gracia, Argentina el 14 de noviembre de 1946. Fue un compositor español
representante del Nacionalismo Musical, es uno de los compositores españoles
más importante de la primera mitad del siglo XX, junto a Isaac Albéniz, Enrique
Granados, Joaquín Turina y Joaquín Rodrigo.
El 28 de septiembre de 1939, después de la Guerra Civil
Española y ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, Manuel de Falla se exilió en
Argentina.
El Dictador de España Francisco Franco, intentó varias
veces convencerlo a que regresara, incluso, le ofreció una pensión de por vida.
Fue nombrado Caballero, con el grado de Gran Cruz, de la Orden de Alfonso X el
Sabio en 1940.
Poco antes de morir, lo visito la cantante Conxita Badía,
que se devolvía de su exilio. -“Debe ser
el destino”- Dice ella antes de irse. –“Al
destino no hay que provocarlo, yo seguiré viviendo aquí o en cualquier parte de
América. Adiós Conchita. Hasta que volvamos a vernos. Y si no, en lo eterno”-
replicó Fallas.
Fotos:
1.- Federico a la edad de 20 años
2.- Federico a los 16 años.
3.- Federico a los 21 años con sus
hermanos Conchita, Francisco, Isabelita y su madre Vicenta.
4.- Federico a los 36 años. Presentación
de “Yerma” 1934. La actriz Margarita Xirgu y Cipriano Rivas
5.- Manuel de Falla
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