sábado, 8 de junio de 2013

Mario Artigas: El olivo guarda un secreto en Granada
Homenaje a Federico García Lorca, 5 de junio de 2013.



Bebía su trago preferido “Entre-sol-y-mar” en una taberna de su pueblo, cuando un parroquiano lo interrumpe gritando –a la salud de nuestro poeta popular- Federico da un golpe en la barra y saltan los calamares fritos junto a su jamón ahumado. Oscila con brusquedad en su gesto.
            -¡Usted dice que soy un poeta popular!-
Indignado le dice -¡Ahora ustedes van a ver qué soy! Le hace un gesto al mozo que le sirva otro trago. Comienza a recitar con su acento andaluz:
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre el mar
 el caballo en la montaña.
            Se interrumpe en seco y les pregunta:
            -¿Le gusta eso?
            -Sí, sí responde eufórico el mozo a la vez que le sirve su trago.
            -¿Y ha comprendido? Le pregunta Federico.
            -¿Ah, eso no lo he comprendido? Responde el mozo un tanto perturbado.
            -¡Entonces vean qué popular soy! Concluye Federico bebiéndose su trago al seco, retirándose por fin de la taberna.


Decir que Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca, era un buen mozo, sería adular tontamente su memoria: pero para aquellos que lo conocieron, es de no olvidar. Bajo su pelo color ala de cuervo, su rostro coloreado contractaba con la común tez tosca de los españoles. Con una mirada oscura. Se decía de él: “Que era dueño de un encanto sobre humano. Su persona era mágica y dorada que derramaba felicidad”. “Embrujaba con la música de su lengua hasta los oídos más necios”.


El poeta cayó con el rostro sobre la tierra, en un rincón del campo de Granada. la En época de las botas, los gritos y ráfagas, de las manos empuñadas, de los cantos. La peor época que puede vivir un pueblo. Más de 10.000 murieron en Granada, en el mismo lugar. Entre ellos; nuestro poeta Federico.

          Sin embargo, los poetas no mueren sino que se transforman; continuase escuchando en la voz de los campesinos con las horquetas en la mano, cantando a Federico, con los ojos llenos de ardor y nostalgia. La tierra se encargó de esparcir la voz sembrada con sangre, el verso, el canto de Federico por el mundo, cuando Federico besó la tierra roja de un campo de olivos centenarios, al caer de bruces.
 “Quiero dormir un instante,
pero que todos sepan que no estoy muerto;
que hay sobre mis labios un establo de oro;
que soy el amigo del viento Oeste,
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas”.

            En Fuente Vaqueros (a 25 Km. De Granada) un 05 de junio de 1898 nació el poeta, hijo de Federico García Rodríguez, un personaje importante que poseía una treintena de hectáreas de tierra junto a su esposa Vicenta Lorca Romero su madre. Lo que permitió a Federico vivir de manera holgada y sin apremios económicos durante su infancia y parte de su juventud. Ha medida que avanza el tiempo los ojos de Federico se van poniendo más negros de romanticismo trágico en su adolescencia. Su primer amor resulta ser una angustia permanente, cayendo casi en lo tortuoso. Al romperse su relación busca una vocación en Granada, dedicándose a la música. A los 15 años aprende inteligentemente a tocar el piano de cola, mientras, estudia letras y derecho. Inquieto decide ir a conocer al maestro de la escuela española don Manuel de Falla 1.

Federico armonizará más de trescientas canciones populares. También dibujará numerosas ilustraciones a lápiz color, pero su gran vocación la descubre a los diecisiete años, al borde de un río andaluz, el Alcubilla: en ese lugar compone sus primeros poemas. Pronto también, escribirá su primera pieza de teatro: Una farsa para polichinela. Su ímpetu lo lleva a montar él mismo el espectáculo en el Gran Salón de Granada, diseña él mismo los trajes y los decorados, imprime un programa y, para la fiesta de los Reyes, invita su familia a participar. Lo acompaña Manuel de Falla en el piano y también con algunos platillos, Isabelita canta; Conchita acciona los personajes de mujeres, Federico los demás. La obra se titula “La niña que riega la albahaca” y “Los dos habladores”. El registro que se tiene de esa puesta en escena, la comentaron sus dos hermanas y Manuel de Falla. Los manuscritos fueron perdidos y de su vago recuerdo las hermanas recitan de Federico:

Tengo los ojos azules
como los de las nubes
y el corazón semejante
a la lengua de la llama.


            A los diecinueve años (1918) publica su primer libro, "Impresiones y Paisajes", notas de viaje. El éxito es nulo. No importa, Federico parte a la conquista de la capital. En Madrid, se instala en una la Residencia de Estudiantes que representaba, en aquel entonces, un punto de contacto importantísimo entre las culturas española y extranjera. Aquel hervidero intelectual supuso un excelente caldo de cultivo para el desarrollo del poeta. Su vida en "la Colina de los Chopos" le dio una nueva visión de la responsabilidad del artista frente a la sociedad y reforzó su amor por la cultura, desde la clásica a la popular española. Se hace amigo de Salvador Dalí, del cineasta Buñuel, del poeta Rafael Alberti, de Juan Ramón Jiménez (que será en 1956 Premio Nobel. En 1920 estrenó en teatro su obra “El maleficio de la mariposa”; en 1921 publica su libro titulado “Libro de poemas”; en 1923 pusieron en escena las comedias de títeres “La niña que riega la Albahaca” y “El príncipe preguntón”; en 1927, en Barcelona expone su primera muestra pictórica.
            Es la época del surrealismo. Federico funda con sus amigos una revista literaria de vanguardia, "El Gallo", que no tendrá más que dos números. Su manifiesto proclama: "Invocamos a los grandes artistas de la actualidad: Picasso, Gris, Ozenfant, Chirico, Juan Miró, Lipchitz, Brancusi, Arp, Le Corbusier, Reverdy, Tristan Tzara, Paul Eluard, Aragon, Desnos, Jean Coccteau, Stravinsky" La nueva escuela encara el problema de hacer salir la poesía española de su rutina, preconizando la violencia de la palabra y la libertad total. ¿La libertad? Esta regla está especialmente hecha para seducir al joven de Granada: "El símbolo del anillo -escribe- no lo acepto". Rechaza todas las sujeciones a la vez, comprendiendo las de la política:
“Soy católico -dice-, comunista, anarquista, liberal, tradicionalista y monarquista a la vez".
            Pisotea el convencionalismo. Su familia no está muy entusiasmada por las bromas y actitud de Federico: para hacerlo olvidar, lo envían por un año a la Columbia University de Nueva York. Pero, además de volver con algunos hermosos poemas, su comportamiento es idéntico.
            En adelante, le perdonarán sus bromas y su vida bohemia, le perdonará todo al dar a conocer el "Romancero Gitano", una de las obras maestras de la poesía española de todos los tiempos. Madrid lo saluda ya como a un gran maestro. El año 1932 concreta una de sus brillantes ideas: dar a conocer a los habitantes de las regiones más olvidadas, obras dramáticas españolas. Compone su “troupe” con estudiantes y la bautiza "Barraca". Durante tres años la caravana se detiene en las plazas de los pueblos, despliega ante su camión un escenario como en la Edad Media y representa a Calderón, Cervantes, Lope de Vega. Federico está en todas partes a la vez. Es director, empresario, decorador, actor si es necesario. Además de representar todos los papeles o roles.
             Así como armó su troupe de rápido, hace abandono de todo. Se encierra en San Vicente, una de las casas de su padre en las afueras de Granada: Así escribe "Yerma", el drama de la mujer sin hijos. La compone para la gran artista Margarita Xirgu. Además escribe para ella la última de sus obras, "La Casa de Bernarda Alba". Que se representó en Paris el año 1945, y por primera vez en Europa.

Lorca, en la gran mayoría de sus obras teatrales se inspira en hechos reales. Luego vendrá el drama de seis "mujeres sin hombre" que viven reclusas en su patio blanco, por ocho años de duelo, hace tres actos. Con sus obras escénicas, el poeta desencadena un entusiasmo universal. Son los años de apoteosis de Federico García Lorca. En 1933 viaja a Argentina y en Buenos Aires es presentado ante 60.000 espectadores su obra “La dama boba”. (Posteriormente, “Yerma” es puesta en escena por primera vez en Argentina, Buenos Aires el año 1945, bajo la interpretación de la actriz Margarita Xirgu.)
Yo soy español integral y me sería casi imposible vivir fuera de mis límite geográfico, pero odio al que es español por ser español nada más, yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista, abstracta, por el sólo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en las fronteras políticas.
            En su balcón abierto sobre los matorrales de jazmines, las palmeras, los tres cipreses que él mismo ha plantado, escribe en hojas sus más bellos poemas. Mientras que Granada se enrojece con una guerra atroz entre todos, él continúa entonando el canto de amor y de muerte del corazón andaluz.
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!

            Con acentos que desafiarán el espacio y el tiempo, el poeta llora la muerte de su amigo, el mecenas y torero Ignacio Sánchez Mejías, herido en la arena de Manzanares. Canta el suplicio del amor imposible que tropieza con rejas, con las tradiciones seculares, con las conveniencias sociales, como ha cantado el mundo trágico de los gitanos que frecuenta la enorme guarida de la colina profana de Granada. La idea de la muerte asedia a Lorca como una premonición. Y los colores brillantes de la vida no logran rechazarla, ni el gran banquete de alegría que él hace de ella: "tarde verde", "viento rojo sobre la montaña abrazada", "risa amarilla y dura del maíz"... ¿Qué pueden las canciones contra los gritos de guerra, contra las ráfagas de ametralladora, contra los cementerios bajo la luna? La muerte es para él el caballero negro que persigue al gitano, el cuchillo que penetra frío en las carnes sorprendidas, se detiene ahí..., en el lugar donde tiembla embrollada la raíz oscura de los gritos, la sangre expandida que "gime su canto mudo de serpiente".

                        Paleógrafos pegados en los muros y tabernas de Madrid: Un teatro anuncia “Yerma”. Un gran acontecimiento. -Lo que no se hizo después de su muerte en esa maldita Guerra Civil- De un golpe España lo reivindicó presentando por primera vez en un teatro de Madrid “Yerma”, un 29 de diciembre de 1934. Elogiada por la mejor crítica, desde Unamuno a E. DíezCanedo, tal como la definiera el propio Federico García Lorca «la imagen de la fecundidad castigada a la esterilidad» dentro de ese dramático juego universal en el que se mueven las criaturas lorquianas: El rol social de la mujer en un pueblo español a principios del siglo XX parece estar condenada a las labores domésticas y la maternidad, delineando esta perspectiva la estructura familiar. En Yerma, los prejuicios sociales toman cuerpo en el personaje femenino que da nombre a la obra y van construyendo la narración a través de sus padecimientos y reflexiones. Un matrimonio sin deseo ni amor, un marido estéril, la presencia de un antiguo pretendiente, se combinan para desarrollar un argumento teñido de tragedia y sutil crítica a una identidad femenina intrínsecamente ligada al orden social establecido. El mismísimo García Lorca calificó la obra como poema trágico y en la que desarrolló con mayor amplitud y relieve un tema central: el de la esterilidad y fecundidad.     
                       
            Al alba del 19 de agosto de 1936, al pie de la Sierra Nevada, del camino de Viznar a Alfacar, todavía no se divisa Granada, a 20 kilómetros hacia abajo. Nunca se escucha correr la "Fuente Grande": el -motor de un auto acaba de borrar el murmullo de su agua clara. En la soledad del lugar no se logra apagar la detonación que devuelve de pronto las lomas rugosas de la montaña. En la luz de los faros, un hombre ha caído: Federico, poeta.
Prado mortal de lunas
y sangre bajo tierra.
Prado de sangre vieja.
Me encontré con la muerte.
Prado mortal de tierra.
Una muerte pequeña.

            Las relaciones íntimas de Federico García Lorca componen un romancero oscuro, un misterio del que sólo se conocen algunos testimonios y escasos documentos, pero lo cierto es, que sentía verdadera pasión por aquellas personas a las que amó. En pocas ocasiones fue correspondido y no siempre eligió a la adecuada. Salvador Dalí, Emilio Aladrén, Rafael Rodríguez Rapún y Eduardo Rodríguez Valdivieso fueron, en algún momento, los hombres de su vida y de sus obras. La familia García Lorca durante años evitó toda referencia a las inclinaciones sexuales del poeta, para evitar, según indicó Laura García Lorca, que «se confundiera su asesinato con un crimen sexual». La misma Laura reconoció que, pasados los años, la familia asumió el tema «con toda naturalidad».
            Decir ¿qué pasó y por qué pasó?, será el misterio que siempre un poeta deja después de su partida, por eso existe también la conclusión, que: A causa de su tendencia republicana fue fusilado el 18 de agosto de 1836.
            Todos los intelectuales de su época lloraron su muerte. En especial Machado, que recogió sus pensamientos en este poema:


EL CRIMEN FUE EN GRANADA


1. El crimen 

Se le vio, caminando entre fusiles, 
por una calle larga, 
salir al campo frío, 
aún con estrellas de la madrugada. 
Mataron a Federico 
cuando la luz asomaba. 
El pelotón de verdugos 
no osó mirarle la cara. 
Todos cerraron los ojos; 
rezaron: ¡ni Dios te salva! 

Muerto cayó Federico 
—sangre en la frente y plomo en las entrañas— ... 
Que fue en Granada el crimen, 
sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada. 

2. El poeta y la muerte 

Se le vio caminar solo con Ella, 
sin miedo a su guadaña. 
—Ya el sol en torre y torre, los martillos 
en yunque— yunque y yunque de las fraguas. 
Hablaba Federico, 
requebrando a la muerte. Ella escuchaba. 
"Porque ayer en mi verso, compañera, 
sonaba el golpe de tus secas palmas, 
y diste el hielo a mi cantar, y el filo 
a mi tragedia de tu hoz de plata, 
te cantaré la carne que no tienes, 
los ojos que te faltan, 
tus cabellos que el viento sacudía, 
los rojos labios donde te besaban... 
Hoy como ayer, gitana, muerte mía, 
qué bien contigo a solas, 
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!". 

3. 

Se le vio caminar... 
Labrad, amigos, 
de piedra y sueño en el Alhambra, 
un túmulo al poeta, 
sobre una fuente donde llore el agua, 
y eternamente diga: 
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!




1.- Manuel de Falla: Cadiz, España 23 de noviembre de 1876 – Alta Gracia, Argentina el 14 de noviembre de 1946. Fue un compositor español representante del Nacionalismo Musical, es uno de los compositores españoles más importante de la primera mitad del siglo XX, junto a Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joaquín Turina y Joaquín Rodrigo.
El 28 de septiembre de 1939, después de la Guerra Civil Española y ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, Manuel de Falla se exilió en Argentina.
El Dictador de España Francisco Franco, intentó varias veces convencerlo a que regresara, incluso, le ofreció una pensión de por vida. Fue nombrado Caballero, con el grado de Gran Cruz, de la Orden de Alfonso X el Sabio en 1940.
Poco antes de morir, lo visito la cantante Conxita Badía, que se devolvía de su exilio. -“Debe ser el destino”- Dice ella antes de irse. –“Al destino no hay que provocarlo, yo seguiré viviendo aquí o en cualquier parte de América. Adiós Conchita. Hasta que volvamos a vernos. Y si no, en lo eterno”- replicó Fallas.

Fotos:
1.- Federico a la edad de 20 años
2.- Federico a los 16 años.
3.- Federico a los 21 años con sus hermanos Conchita, Francisco, Isabelita y su madre Vicenta.
4.- Federico a los 36 años. Presentación de “Yerma” 1934. La actriz Margarita Xirgu y Cipriano Rivas
5.- Manuel de Falla











No hay comentarios:

Publicar un comentario