miércoles, 26 de enero de 2011

Mario Artigas Contreras: Victoria y Gabriela....

Victoria y Gabriela, dos temples literarios
por: Mario Artigas

Homenaje a Victoria Ocampo: 7 de abril de 1890 – 27 de enero de 1979


Seudónimo de Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo, intelectual, escritora, ensayista y traductora argentina. Nacida en una familia de la oligarquía, publicó su primer libro con ayuda de José Ortega y Gasset en 1924. Participó en diversos movimientos intelectuales y antifascistas. Militó activamente en la oposición al peronismo, era como una bandera para la gorilada. Fundó la Revista y la Editorial Sur a principios de los años ´30. Promovió las obras literarias de importantes autores del siglo XX. Asidua visitante de Europa y algunos países de América. Se destacan sus obras: Tagore en las barrancas de San Isidro (1961) y La laguna de los nenúfares (1926).

Para algunos biógrafos Victoria Ocampo no les resulta interesante ante la ausencia de una obra maestra. Pero lo que sí resulta inexplicable es que no se reconozca la sólida plataforma que ella ayudó a construir para que muchas de estas obras maestras de la literatura argentina encontraran su lugar y sus lectores en el mundo. Incluso, el salto desde las páginas en la Revista o Libros editados en “Sur”, al mundo exterior.

En 1938 Gabriela Mistral viajó por la costa Atlántica de Sudamérica, primero a Río de Janeiro y luego a Montevideo, donde participó en una reunión pública que sería histórica al lado de la argentina Alfonsina Storni y la uruguaya Juana de Ibarbourou. Las tres poetisas leyeron autobiografías en verso ante un público embelesado. Gabriela recibió con mucho dolor unos meses más tarde, la noticia que la atormentada Alfonsina se había suicidado. Luego viajó a Buenos Aires, donde se reunió con Victoria Ocampo, y allí pasó el otoño en la casa de Victoria en Mar del Plata.

Fue entonces que Victoria le ofreció la publicación de una nueva colección de versos que Gabriela acogió la idea. Gabriela oficialmente ofrendó los ingresos de la publicación a los niños huérfanos de la guerra civil de España. Entonces nace su nuevo libro llamado “Tala”. Después de Argentina viajó a Chile, tras haber vivido 13 años en el extranjero.

Dos fuertes personalidades. Dos pioneras: una, la primera mujer de América latina que recibió el Nobel; la otra, la primera que integró la Academia de Letras en la Argentina. Gabriela Mistral, poeta y docente chilena. Victoria Ocampo, creadora de un poderoso proyecto cultural continental: la revista y editorial “Sur”. Y entre ellas, mantuvieron durante 30 años una correspondencia.

-“Niña fea, criollota, regalona, fundida, engreída, china alzada”.

Le escribió Gabriela en una carta fechada en 1939, a Victoria Ocampo, Y continúa en unos párrafos más adelante.

-"Gran bribona, camilluda, ñandú de la Patagonia".

Mistral le hará notar cuánto de ese origen le pesa e incluso resiente su capacidad literaria (Nacida en una familia de la oligarquía y dueña por entonces de una riqueza que parecía inagotable)

-"Mucho me temo, Vict., que, a pesar de ser Ud. el patrón de lo natural que yo he imaginado respecto de todas las mujeres (...) Ud. por veneno, ponzoñita y droga intelectual, sea la que achica su tesoro o cierra sus presas internas, o no es ya capaz de tirar como la culebra la piel vieja, la carroña esa de la educación de clase que le han dado."

En otra esquela Mistral manifiesta su sorpresa por haber encontrado a Ocampo.

-"tan criolla como yo, aunque más fina".

Victoria Ocampo dirá respecto al encuentro con Gabriela en Madrid. En un ensayo escrito luego de la muerte de Gabriela, se queja del equívoco en que se vio envuelta.

"Me reprochó a boca de jarro el ser hija de la menos americana de las capitales sudamericanas; ser afrancesada; no haber frecuentado a una escritora amiga suya" (en referencia a Alfonsina Storni).

Mistral le reclama no haber buscado la amistad de Alfonsina.
Para Victoria Ocampo, la poeta de “Mundo de siete pozos”, nunca fue un espejo en el que deseara mirarse. Aunque décadas más tarde quiso justificarse ("Alfonsina era una escritora y yo una nada").

Las diferencias entre ambas escritoras son tan grandes que causa gran curiosidad preguntarse cómo fue posible la amistad entre ellas. También es inevitable preguntarse sobre qué se escribían, cuáles eran los temas principales que ocupaban su correspondencia, qué las preocupaba, qué atraía a la una de la otra.

La verdad que es, uno más de los “diálogos de América” que hoy los biógrafos, estudiosos e historiadores deberán despejar.

El primer encuentro personal tuvo lugar en 1934, cuando ya cada una tenía su fama nacional e internacional en el mundo literario. Una amiga mutua, María de Maetzu llevó a Victoria a la casa de Gabriela en Madrid, donde ésta ejercía como cónsul. (De ese encuentro V. O. señalaría en Testimonios III)

En 1938 tuvieron su segundo encuentro, el más extenso de todos. Gabriela estuvo 8 días en Villa Victoria, en Mar del Plata. Se cuenta que graciosamente el par de intelectuales sostenían su correspondencia escribiéndose de un cuarto al otro. Fue entonces que Gabriela inspirada escribe el poema “Recado a Victoria Ocampo”.

En 1939 tuvieron un tercer encuentro. Victoria y su hermana Angélica recogen a Gabriela en Francia en el puerto y viajan juntas a Niza, adonde Gabriela va a comenzar su nuevo consulado. Poco se sabe de este breve encuentro.

En 1946 se da el cuarto encuentro en Washington, un año después de que Gabriela recibiera el premio Nóbel de Literatura. Gabriela de alguna manera se descargó frente a su amiga de un sufrimiento en su corazón, la pérdida de su Yin Yin. Este encuentro se sostuvo entre las 11 de la noche y las cinco de la mañana.

El quinto encuentro fue en 1951 en Roma, cuando Gabriela vivía en Rapallo poco antes de ser asignada al consulado en Nápoles. Para este entonces Gabriela ya estaba enferma, y Victoria se marcha con la imagen de una mujer celosa, hipocondríaca y pesimista sobre la situación de su país y de muchas otras personas. Los problemas de salud de Gabriela empiezan también a marcar el declive en la correspondencia con Victoria.

El sexto y último encuentro fue en Roslyn (Long Island, NY) en 1956, un encuentro en extremo conmovedor para Victoria, pues Gabriela estaba atravesando una larga agonía y fallecería finalmente poco después.

-“Pertenezco al grupo de los malaventurados que nacieron sin edad patriarcal y sin Edad Media; soy de los que llevan entrañas, rostro y expresión conturbados e irregulares, a causa del injerto; me cuento entre los hijos de esa cosa torcida que se llama una experiencia racial, mejor dicho, una violencia racial.

Cabe señalar un hecho muy importante que le sucedió a Victoria Ocampo. La impresión que causó en ella el mes que pasó en la cárcel de mujeres del Buen Pastor en 1953. La experiencia de vivir con varias otras presas en una sola celda, la solidaridad de compartir la angustia, los gritos de las torturas de otras presas, hizo que sale con mayor determinación para luchar por la causa feminista. Sin embargo, el legado para la mujer más importante que dejan ambas escritoras de testimonio en toda su correspondencia es una nueva forma de ser mujer, bien como poeta, novelista o ensayista, como personas que pueden llevar una vida rica e independiente, sin necesidad de estar unidas a un hombre, valiéndose y determinándose por sí mismas.

“Ahora prefiero recordarla en la época feliz que vivimos en Mar del Plata. La temporada aquella en que de un piso a otro de mi casa de madera iban cartitas sin valor literario, que se referían a la comida, al sueño, a la temperatura, al buen o mal tiempo, al deseo de ir a ver el mar. Por ejemplo:

-“Dormí no del sueño en bloque, pero dormí. Y desperté sin saber ni dónde estaba, hasta que me vino su carta Victoria y llegaron sus duraznos y sus higos”.

¡Los duraznos y los higos de aquel año! Los veo, elegidos especialmente para ella y puestos en un canastito, entre hojas de hortensias, cada mañana. Esas mañanas de la tierra, esas mañanas que nunca más vendrán.

Estas dos pioneras en la formación de nuevas identidades femeninas, intentando comprender mejor a la América Latina de finales del siglo XIX y gran parte del XX:

Para Gabriela es la aceptación, dignificación y cultivo de las raíces americanas mezcladas con las españolas: la perspectiva propia de la escritora y poeta que tiene como tema su tierra, sus orígenes.
Y, como gran paradoja en la forma de desarrollar ambas visiones, Gabriela vivió más tiempo fuera de América Latina.
Y Victoria Ocampos, construyó puentes de comunicación con la cultura europea, asiática y norteamericana viviendo casi toda su vida en su América Latina.

Te quiero porque eres vasca
y eres terca y apuntas lejos,
a lo que viene y aún no llega;
y porque te pareces a bultos naturales;
a maíz que rebosa la América,
—rebosa mano, rebosa boca—
y a la Pampa que es de su viento
y al alma que es del Dios
tremendo.
Te digo adiós y aquí te dejo,
como te hallé, sentada en dunas.


Bibliografía:
• OCAMPO, Victoria. Testimonios III, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1946.
• La correspondencia entre Victoria Ocampo y Gabriela Mistral Lazos, nexos y diferencias de DOROTHEE BLAISSE
• QUEZADA, Jaime: Antología de poesía y prosa de Gabriela Mistral. Fondo de Cultura Económica, Santiago, Chile, 1995.
• Páginas de la Web.

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