miércoles, 27 de octubre de 2010

Mario Artigas Contreras: Amanda Labarca, Biografía y Homenaje


Amanda Labarca nació en 1886 y falleció en 1975. Su padre fue Onofre Pinto y su madre doña Sabina S. de Pinto. Fue profesora de castellano, egresada del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Más tarde ejerció la docencia en dicha casa de estudios, así como en diversos colegios, uno de los cuales dirigió. Además estudio en la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y en la Sorbona, en Francia.
Fue también crítica literaria y escritora, preocupándose especialmente del rol de la mujer en la sociedad.

En 1917, entre las mujeres laicas de las capas medias, con inspiración en los “Readings Clubs” de los Estados Unidos, se forma el “Círculo de Lectura”. En su fundación y directiva aparece Amanda Labarca, militante del Partido Radical, quién dirige el periódico del Círculo, “Acción Femenina”, que tuvo destacada participación en la lucha por la obtención del voto femenino.

Del “Círculo de Lectura” se desprende, en 1919, el Consejo Nacional de Mujeres. Participan en él Amanda Labarca y Celinda Reyes.

Tres años después, 1922, presentan un proyecto sobre derechos civiles, políticos y jurídicos. E inician gestiones que culminarán el año 25 con el Decreto Ley conocido como Ley Maza (por el senador José Maza), que restringe en el Código Civil las atribuciones de la patria potestad de los padres, en favor de las madres; se habilita a las mujeres para servir de testigos y se autoriza a las casadas para administrar los frutos de su trabajo. Fueron apoyadas por Pedro Aguirre Cerda y Arturo Alessandri, entonces Presidente de la República.

Amanda Labarca fue, además, la primera latinoamericana en ejercer una cátedra universitaria e impulsará, en 1932, la creación del Liceo Experimental Manuel de Salas.

Entre sus varias obras destacan “Actividades femeninas en Estados Unidos” (1915), “Adónde va la mujer” (1934), “Feminismo contemporáneo” (1948). Por otra parte, se dedicó a la elaboración de doctrinas pedagógicas, publicando sus ideas en el libro “Bases para una política educacional” (1944).
Otras de sus obras fueron: “Historia de la enseñanza en Chile”(1948), “Impresiones de juventud”, “Meditaciones breves”, “Perspectiva de Chile”, “En tierras extrañas”, “La lámpara maravillosa”, “Cuentos a mi señor” y “Bases para una política educacional”.

Labarca milita en el Partido Radical y sustentaba una posición en favor del pensamiento laico. Sostenía que la educación es la vía más eficaz para producir cambios en las estructuras sociales. Participó de la lucha por la obtención del voto femenino cuyo primer logro fue el derecho a voto en las elecciones municipales, otorgado en 1934. En 1944 fue electa Presidenta de la Federación Chilena de Instituciones Femeninas, FECHIF, organización que aglutinaba a todos los movimientos y agrupaciones femeninas del país, con miras a la obtención del voto amplio para las chilenas. Una vez concretado este objetivo, el año 1949, participó en diferentes actividades educacionales y feministas. Es autora de numerosos libros entre los que se cuentan:

• Impresiones de juventud (1909),
• Actividades femeninas en los Estados Unidos (1914),
• Lecciones de filosofía (1922),
• Nuevas orientaciones de la enseñanza (1927),
• A donde va la mujer (1934),
• Historia de la enseñanza en Chile (1939),
• Bases para una política educacional (1944),
• Feminismo contemporáneo (1946),
• Realidades y problemas de nuestra enseñanza (1953).

Amanda Labarca murió en Santiago el 2 de enero de 1975, a los 88 años de edad.

Condecoración al Mérito Amanda Labarca

La "Condecoración al Mérito Amanda Labarca" fue instituida el 2 de septiembre de 1976 y está destinada a realzar la personalidad y la obra de mujeres universitarias que se hayan destacado con relieves excepcionales en el campo de su profesión, en el dominio de la cultura o en el servicio del país.

Esta distinción se otorga anualmente durante una ceremonia solemne en el Salón de Honor de la Universidad de Chile, con la asistencia de las más altas autoridades académicas y oficiales y con representantes de las principales organizaciones femeninas de la nación.

La Condecoración consiste en una medalla de plata que exhibe en una de sus caras la efigie de la educadora. En el reverso lleva el escudo de la Universidad de Chile y la siguiente inscripción: CONDECORACIÓN AL MÉRITO AMANDA LABARCA, seguida por el año correspondiente al otorgamiento.
Además, se extiende un Diploma con el escudo de la Universidad de Chile, en el que se deja constancia del nombre completo de la agraciada y de la actividad particular en el que se destaca, con las firmas del Rector y del Prorrector de la Universidad de Chile.

Postulaciones

Las entidades y organizaciones femeninas de carácter universitario pueden hacer llegar las candidaturas, con los respectivos antecedentes curriculares y fundamentos, a la Vicerrectoría de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile.
El jurado puede declarar desierta la convocatoria en el caso de que considere que ninguna de las postulantes presenta los méritos suficientes. De igual forma, se permite nominar directamente como acreedora de esta distinción a una académica calificada que, a juicio de la unanimidad de los miembros del jurado, reúna mayores méritos que las postulantes presentadas.
La ceremonia de entrega oficial de la Condecoración se efectúa el día 5 de diciembre, aniversario del nacimiento de la educadora Amanda Labarca.

El Jurado

El jurado encargado de designar -a comienzos de diciembre de cada año- a la galardonada está presidido por el Rector de la Universidad de Chile e integrado, además, por el Vicerrector de Asuntos Académicos, una representante de la Asociación de Mujeres Universitarias y una profesora de la Universidad de Chile, nombrada por el Rector.
La Vicerrectoría de Asuntos Académicos de la Universidad de Chile es la unidad encargada de atender todos los aspectos relativos a la recepción de las postulaciones y a la organización y publicidad de la ceremonia de entrega de la distinción. Designa, también, al Ministro de Fe del jurado.

Pepita Turina
DIALOGO CON AMANDA LABARCA
Diario La Nación, Santiago de Chile, domingo 18 de agosto de 1940 p. 2

No es difícil acercarse a Amanda Labarca. Es de inmediato acogedora. Sus múltiples actividades, no la privan de cultivar un sinnúmero de amistades, de atender a los que por una o otra razón, solicitan ser recibidos. Cerca de ella siempre hay algo que aprender o por lo menos algo que escuchar. Y sobre todo ahora que regresa de un sexto viaje a Estados Unidos de Norte América.

¿Qué habrá visto Amanda Labarca en Estados Unidos? Mejor dicho: ¿qué ha mirado? Suele llegar uno a su presencia con el secreto deseo de saber cómo ha visto esas cosas que no ha ahondado; cualquier cosa: una vitrina, el aspecto de alguna calle, de algún ser desconocido, algunas de esas cosas menudas que constantemente salen al encuentro y de las cuales se mantienen recuerdos precisos y si embargo insignificante.

Nunca resulta satisfacer este deseo. No es que ella imponga su saber. Sucede así porque cerca de ella es muy fácil resolver otras curiosidades más trascendentales y no se pierde la ocasión de recogerlas por medio de su conversación eternamente bien desplegada, que sabe desarrollar aspectos profundos en forma por demás amena.

Y así es como se inicia la conversación:

— ¿Tiene Estados Unidos disposición de espíritu, interés verdadero por América Hispana?

—En dos grandes sectores sin lugar a duda. En el circulo intelectual, principalmente en las Universidades, hay interés. En el Círculo de la Casa Blanca, Ministerio de Relaciones Exteriores, finanzas, política, estrategia— hay interés. Para la gran masa, Sud América es una cosa confusa. No hace distinción entre los diferentes países. Y cree que lo que ha visto en las películas es el reflejo exacto de nuestras costumbres. Analizando bien este aspecto. También la gran masa sudamericana tiene el convencimiento de que las costumbres norteamericanas son exactas a los absurdos aspectos demostrados en las peores películas.

—Acaso el idioma sea un escollo para ampliar la amistad y el intercambio intelectual. El entendimiento a fondo del lenguaje es un motivo muy natural de amistad. Nos interesa como amigos quien habla como hablamos. Además la cooperación sea intelectual o de cualquier índole, puede ser afectada por aquello, considerado cualidad, del exceso de patriotismo.

—El idioma es una rémora para el acercamiento, amiga mía, pero lo del patriotismo es un error; un error bastante difundido, pero es un error. Usted puede querer a sus padres, a su marido, a sus hermanos, a sus amigos, con intensidad y servirlos de igual modo sin disminuir ni molestar ninguno de sus afectos. El amor es menos exclusivista de lo que se piensa: el verdadero amor. Conocerse, saberse estimar, quererse es lo que falta. Analicemos. Las Universidades forman una hermandad universal. Semejanza de estudios, estimación mutua, profundo interés existe también entre los diversos Institutos de Investigaciones Científicas. En los círculos universitarios y en los científicos esta resuelto y de muy buena manera el problema de la cooperación internacional.

—En lo que a educación se refiere ¡puede Estados Unidos servirnos de modelo?

—La educación de ningún país puede servir de modelo a otro. Los problemas culturales son problemas de índole social. La misión de educar debe responder a necesidades inmediatas o vitales. En Estados Unidos no existe tipo de educación nacional. Cada Estado, cada ciudad, cada distrito, desenvuelve otro sistema. No hay Ministerio de Educación. Una oficina central que forma parte del Ministerio del Interior recoge las informaciones educacionales del país y publica los resultados. Informa y aconseja. Ese es su papel.

— ¿Y cuales son las características, para la instrucción del adulto?

—Aquí, en Chile, el problema es el analfabetismo. Allá como eso está resulto hace mucho tiempo, se han constituido foros públicos, que son como especie de clubes. Un profesor organiza reuniones para conversar y discutir. Y así, por medio de discusiones dirigidas, aprende con alegría, como de igual a igual. Es un método de suma eficiencia, porque el adulto es reacio a sentirse alumno.

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