“Aquí nunca se
estuvo mejor que en democracia”
Enrique
Tejera París(1),
abogado, economista, diplomático venezolano.
Llegar
a su casa en Oripoto, en una sinuosa y leve escarpada de El Hatillo, al sureste
de Caracas, es saludar, en sus particulares Campos Elíseos, una avenida de
bambúes en estricta formación, hirsutos, solemnes, como listos para una
ceremonia. En algún instante nos sorprendió buscar, distraídos, el lugar exacto
en que reposan las aguas mitológicas del río Leté, reservado a las almas
virtuosas. Después de un portón que ataja toda vista hacia el interior, una
puerta de cristal, con una pesada aldaba de bronce. Lo que sigue, una vez
atravesada la sala, hasta llegar al punto en que nos aguarda el doctor Enrique
Tejera París, es una biblioteca que parece forrar todas las paredes, muros y
cabezas del mundo. Un alucinante homenaje visual al pensamiento. Un túnel de
libros, lomos, títulos, anotaciones en sus rebordes, señal de haber sido
leídos, manoseados, cotejados en los embelesos de la reflexión, en las secretas
lumbres de la sabiduría.
Cuando,
al fin, aparece recortada la imagen de su cuerpo sonriente, calmo, enjuto,
distinguido, sentado bajo una inmensa pintura cuzqueña de San José, se nos
antojaba que ese señor traslúcido acababa de escaparse, para la ocasión, de
aquella fiesta de libros.
-Yo existo de milagro -dice de soslayo, como si adivinara nuestro asombro.
Narra
que dos tatarabuelos suyos, héroes de la Independencia, tuvieron un final
cruento, cuando habían asegurado descendencia. Vicente Tejera encontró la
muerte en una batalla naval, yendo hacia el Congreso de Angostura. Vicente
Guevara fue fusilado por orden de Morillo, en 1819
P.- Su padre, Enrique Tejera Guevara(2),
fue uno de nuestros más grandes sanitaristas, junto a Arnoldo Gabaldón. Libró
batallas contra el paludismo, la malaria. Descubrió el mal de chagas en el
país. Marcel Roche dice de él que estudó 17.000 muestras de tierra y aisló
unas 32 variedades de hongos. Fue el primer ministro de Sanidad y Asistencia
Social. Creó el ministerio de Sanidad. Fue profesor de la universidad mucho
tiempo. Era muy joven cuando descubrió el mal de chagas. Estudió los hongos y
vivió de eso sus últimos años. Le permitió amasar una pequeña fortuna, pues le
vendía sus hongos a una de esas grandes compañías de antibióticos. Su casa se
llamaba así, Los Hongos.
-Murió a los 91 años.
-Él murió a los 91 años, y yo voy a
morir a los 96 -dice, con un cortante hilillo de voz,
como si ensayara, allí mismo, una despedida que no puede aguardar otra ocasión.
P.- ¿Por qué dice eso, doctor?
-Bueno, porque tengo 96, y mi optimismo
tiene límites. Tengo un cáncer de próstata que se vino para acá (se toca la parte baja del abdomen). Yo no sé, no creo que esto dure mucho.
El
reportero se queda sin preguntas un instante infinito.
-Pero tú sabes lo que más lástima me da.
Yo he estado dando clases 72 años, en la universidad. Participé en la creación
de la Ciudad Universitaria y cuando regresé del exilio me reincorporé a la
universidad que yo había planificado con Carlos Raúl Villanueva.
P.- Es lo que más le duele -retomamos.
-Porque dejo a la universidad en un
estado de gran pobreza, con una serie de héroes, que son los profesores. La
otra cosa que me preocupa es que comunista no entrega el poder, no entrega
gobierno. No se quieren dar cuenta de ese hecho. Ni en la universidad ni fuera
de ella se ha creado un bloque suficiente como para lidiar contra ellos…
La
dama que nos había abierto la puerta retorna y nos sirve un café. Tejera París
sostendría largo rato su tasa, sin sorber, entre sus dedos indecisos. Pero no
acepta ayuda.
-Creo que el país va camino a sucumbir
políticamente. Yo he dicho que el principal problema no es económico sino
administrativo ¡y ético! Nosotros no podemos aspirar a que se hagan unas
elecciones limpias, ni nada de eso. Mire, profesores de tres universidades muy
serias: la Simón Bolívar, la Central y
la Católica, vienen probando estadística mente que en el censo electoral hay
metidos más de dos millones cuatrocientos mil votos electrónicos falsos.
Capriles tuvo votos para ganarle a Maduro las elecciones, pero le faltaron
bolas.
P.- Usted dice que comunista no entrega el poder. ¿Qué tipo de comunista puede
ser Nicolás Maduro?
-Maduro fue adoctrinado en el Partido
Comunista cubano. Además, él debe probar su nacionalidad.
P.- Una vida complicada. Usted es abogado, economista, diplomático,
catedrático, político, piloto. ¿Le falta un título?
-Quizá un título que falta ahí es el de
auto biógrafo. Yo he tratado de llevar a cuatro tomos, hasta ahora, mis
recuerdos. He tenido una vida larga y bastante complicada. Me tocó vivir tres
golpes: El de octubre de 1945, que ganamos; el de 1948, que perdimos; el de
1958, que ganamos. Ya de joven estuve preso. Después, en tiempos de López
Contreras…
Estuve seis años exiliado, con Pérez
Jiménez. Fue cuando tuve la suerte de conocer a la que sería mi señora. Me
enviaron a Brasil, contratado por Naciones Unidas en una misión para crear la
Escuela Superior de Administración Pública. Después me mandaron a fundarla en
Centroamérica. Luego me nombraron jefe de misión de las Naciones Unidas para
hacer un estudio de planificación en toda la América…
Pero Rómulo Betancourt me dijo: te vas
para Venezuela, y yo no contesté que no, porque ahí se obedecía como un
cadáver. Así eran las cosas en la clandestinidad. Y cuando llegué al país me
encontré con que habían puesto preso a todo el CEN de Acción Democrática. Tuve
que asumir la secretaría general.
P.- Usted fue funcionario de cuatro presidentes. En el ’58 estuvo en el
gobierno provisional de Larrazábal. ¿Hay otro venezolano con ese récord?
-Pero una cosa es gobernar y otra es
administrar. Yo sólo goberné cuando ejercí la gobernación de Sucre. Mi papá fue
presidente del estado Carabobo. Hay tantas cosas que yo hubiera querido hacer,
pero he tenido una vida muy feliz, con mi mujer, con mis hijos, con mis
compañeros de partido. Desgraciadamente Acción Democrática se ha desintegrado.
P.- Usted estuvo al lado de hombres notables. Medina Angarita, Gallegos,
Larrazábal, Betancourt, Leoni, Pérez.
-Carlos Andrés Pérez no tanto. Le guardo
afecto, pero no fue un buen Presidente. En su primer ejercicio robaron y
robaron. Sólo se le considera un buen Presidente si se lo compara con los que
han venido después; pero el solo hecho de que se haya robado en un gobierno de
Acción Democrática es una tragedia.
P.- Con CAP surge Chávez. ¿No le perdona eso?
-Bueno, es que estaba buscándose todo
eso. La gente ya estaba harta. En el partido estaban hartos de esas
presidencias en que había una corrupción inmanente. Épocas en que, como dijo
Piñerúa, gobernaban las barraganas. Aunque en la vida privada de esos
presidentes hay una cosa muy rara: murieron pobres. También en el gobierno de
Luis Herrera el robo de sus ministros fue terrible, pero él murió paupérrimo…
-Yo no bailo en cambote.
P.- Usted creó Cordiplan apenas cayó Pérez Jiménez. ¿Es esa su principal obra?
-En Cordiplan logré un aparato de
planificación y coordinación que hoy es un desastre. Tú no puedes poner la
planificación junto a la hacienda. Nosotros quisimos evitar la experiencia
rusa, con el Gosplan. Pero tú sabes que a Cordiplan no la acabaron los
comunistas, fue Gumersindo Rodríguez. Se la llevaron de Miraflores a un
edificio y eso eran negocios y más negocios…
Yo te diría que donde trabajé y logré
más cosas fue en la gobernación de Sucre. Abrimos escuelas para formar 3.000
maestros, en el primer año, y con esos maestros abrimos 3.000 aulas. Les dimos
zapatos gratis a los alumnos de todas las escuelas para evitar enfermedades que
entran por los pies y fueron muy combatidas por mi papá, y por Gabaldón.
P.- ¿Es cierto que siendo gobernador puso preso a un hombre por tener muchos
hijos?
-Lo puse preso una hora, en un barco de
la Universidad de Oriente. Era un hombre que andaba por ahí ufanándose de haber
regado 60 hijos.
P.- Usted fue presidente del Banco Industrial, senador, canciller de CAP,
embajador en Madrid y en Washington, embajador en la OEA, en la ONU.
-Tú sabes que eso del Banco Industrial
es uno de mis mayores éxitos. Lo dejé saneado, sin deudas, con un capital
multiplicado por ocho. No hay nada más grato que ver a un banco que funciona
como debe ser, porque quebrarlo es tan fácil.
P.- A usted le faltó sólo un cargo: la Presidencia de la República.
-Pues sí. Yo pudiera haber sido
Presidente.
P.- Por esta casa desfilaron militares en el año 2002, ofreciéndole llenar el
vacío en caso de que se precipitara una renuncia de Hugo Chávez.
-Aquí vinieron oficiales del Servicio de
Inteligencia y me preguntaron si estaría dispuesto a ser Presidente de la
República. Les dije: sí, eso es lo que yo he estudiado toda mi vida. Les dije: yo
sé lo que hay que hacer, sé cómo se hace, y estoy dispuesto a hacerlo. Me
preguntaron si estaba de acuerdo entonces con un golpe. Les dije que no, que
aquí habían venido colegas de ellos a consultarme y les había dicho lo mismo:
que aspirar a ser Presidente no es ser conspirador, puesto que va a haber
elecciones. A los cuatro días se metieron aquí 20 militares y 100 policías.
Chávez me acusó y pidieron 20 años de cárcel para mí.
P.- Usted elaboró un plan de transición y un proyecto de Constitución, para un
Consejo Federal de Gobierno.
-Sí. Y después de eso lo he ido
mejorando.
P.- ¿Siguió trabajando en ese plan?
-Sí, y se lo he dado a distintas
personas. Esos planes para tumbar gobierno no valen, sino la fuerza que tengan
los que van a tumbar al gobierno.
P.- ¿Pedro Carmona se le atravesó en el camino? ¿El hombre en abril de 2002 era
usted?
-Ese 12 de abril me buscaron un capitán
de navío y dos coroneles, con la misión de llevarme a hablar con el comandante
del Ejército, el general Efraín Velásquez. Cuando llegamos a la comandancia
allí había un gentío. De una vez vi cosas que no me gustaban. Nos dijeron:
Suban, porque están reunidos allá arriba, con el doctor Brewer Carías, están
fulano y zutano. Unos tipejos. Y yo dije: Vámonos pa’l carajo, a mí no me gusta
esta vaina. Yo no bailo en cambote…
El cardenal Ignacio Velasco y Castillo
Lara tenían un pleito porque cada uno tenía su candidato. El del cardenal
Velasco era Carmona, aunque me lo negó en su lecho de muerte. De manera que
nunca nadie dirá la verdad completa.
P.- ¿Está usted de acuerdo con Cabrujas, en el sentido de que Venezuela es un
país por hacer, un país aún en gestación?
-No, Venezuela es un país de gente capaz
de grandes obras. Lo que pasa es que ha caído en manos de una banda de
gánsteres comunistas.
P.- Usted ha dicho que desde 1830 los venezolanos buscan algo que no existe:
Un Presidente que se deje aconsejar.
-Un Presidente que sepa pedir consejo es
importantísimo. Es una joya. Un Betancourt, un Leoni, un Caldera. Cuando tú le
puedes dar una opinión sincera, en una crisis grave, a un Presidente, ahí el
país sí se puede salvar. El propio Churchill llegó a exclamarle irritado a una
colega del parlamento inglés, que él siempre estaba dispuesto a aprender, pero
detestaba que trataran de enseñarlo.
P.- Usted dijo alguna vez que los venezolanos tenemos una gran capacidad para
la autodenigración. ¿Somos una sociedad que se autodestruye?
-Es que con frecuencia, ante cualquier
hecho lamentable, se escucha decir: Bueno, porque tú sabes cómo son las cosas
en este país, estamos en Venezuela. Y cuando el Metro de Caracas funcionaba a
la perfección, la gente decía: Qué maravilla, no parece que estemos en
Venezuela. Esa es una tendencia muy peligrosa. Es un gran defecto…
-Pero la democracia falló en algo. La
gente ansiaba a un hombre fuerte…
-En todas partes del mundo las
democracias, que son abiertas, libres, atraviesan por crisis, pero aquí nunca
se estuvo mejor que en democracia, aunque se la desprestigie. Acuérdate de una
cosa: toda dictadura gasta mucho real en propaganda.
P.- ¿Qué piensa que han hecho con el hombre las nuevas tecnologías?
-Es la única pregunta que no me atrevo a
responder. Yo no sé manejar ni los telefonitos automáticos. No te olvides que
tengo 96 años. Soy un ignorante en esas cosas.
P.- Una frase parecida la dijo Uslar Pietri.
-Ah, entonces estoy en buena compañía.
P.- Los tiempos se han vuelto más acelerados. ¿Se vive más ahora que antes?
-Es una sensación de aceleración
constante. Pero los recuerdos quedan. Yo me acuerdo de la primera vez que
visité Barquisimeto. Fui en 1936, a oír un discurso de Betancourt, invitado por
Raúl Nass, compañero de curso. Qué ciudad tan agradable. Me recibieron los
hermanos de La Salle, donde yo estudiaba en Caracas. Ya yo era bachiller. Por
cierto: los crepúsculos son tan buenos aquí como allá.
P.- ¿Qué añora del pasado?
-¡Nada!
P.- ¿Espera algo del futuro?
-Que nos devuelva una paz suave, como la
que teníamos.
P.- ¿De qué vale la experiencia acumulada?
-Es una pregunta que yo me he hecho
muchas veces. No la puedo contestar.
P.- ¿Es la vejez la edad de oro?
-No, en absoluto. No te la recomiendo.
P.- ¿Es un castigo llegar lúcido a una edad avanzada, con tantos recuerdos? ¿No
alivia el olvido?
-No, chico. Lo mejor es tener la mente
clara. Hasta el último día.
P.- Norberto Bobbio, en De Senectute, escribió que la vejez es un mundo en el
que cuentan más los afectos que los conceptos.
-Sí, tiene razón. Para mí no hay nada
más grande que haberme casado con Pepita y vivir con ella. Es un ángel con el
que yo estoy casado. Ha resultado una mujer perfecta.
P.- ¿Algo por hacer? ¿Qué agenda se tiene a los 96 años?
-Yo quisiera terminar el quinto tomo de
mis memorias. Me falta escribir toda la parte del Congreso. No sé si vale la
pena. Pero yo creo que todo lo que dejé escrito, ahí queda. Fíjate tú la
importancia de esto que hacemos hoy. Cuando me llamaron ustedes y mi hijo
Carlos me dijo que venían, yo dije: ¡Qué buena oportunidad! Porque es una
última oportunidad de dar memoria, y yo sé que va a salir muy bien. Con todo lo
que hemos hablado puedes escribir un libro. Muchos periódicos se han ido
deteriorando moralmente, pero EL IMPULSO se mantiene intacto. Yo tengo un
agradecimiento muy especial por ustedes. Siempre me han tratado bien. Es un
periódico que hace su trabajo sin maldad.
P.- ¿Cómo quisiera ser recordado, doctor?
-Yo creo que
no voy a ser recordado por mis escritos, ni por lo que he hecho. En el fondo,
yo creo que no voy a ser recordado por nada.-
Enviado
de Venezuela por Clara Pimstein
1.- Único hijo del científico Enrique Tejera Guevara1 y de Valentina París.
Realizó estudios secundarios en el caraqueño
Colegio La Salle. En 1942 se
graduó de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Central de Venezuela
(UCV) de Caracas. Fue delegado estudiantil y presidente de la Federación de
Estudiantes de Venezuela, obtuvo el doctorado y siendo profesor de derecho
constitucional de la UCV, dirigió y reformó otras cátedras de estudios, incluso
fundó algunas nuevas como la de Economía para Ingenieros, de Administración
Pública y de Participación de los Trabajadores. En 1943 realizó así mismo un
postgrado en Moneda y Bancos. Tejera París habla cinco idiomas.político. Fueron sus padres Enrique
Tejera, abogado y juez, y Carmen Guevara Zuloaga. Desde muy temprana mostró su
inclinación por las ciencias naturales y la medicina. Una muestra de su talento
para la ciencia, se puede encontrar en su primera investigación "Sobre un
caso de verruga del Perú", el cual fue publicado en 1913 en la Gaceta
Médica, cuando todavía era un estudiante de medicina. También antes de
graduarse gana, con un seudónimo, el premio Vargas, aunque la Academia de
Medicina no decidió entregarle el mismo por no poseer el título de médico, el
cual no había obtenido por encontrarse entonces exiliado (1917) en París por
haber participado como dirigente estudiantil, en los sucesos universitarios de
1912. Tras servir en las ambulancias durante la Primera Guerra Mundial, regresa
a Venezuela en 1918; graduándose como Médico cirujano e ingresando al servicio
médico de la Caribbean Petroleum Company ubicada en el campo petrolero de La Horqueta
en la sierra de Perijá. Desde continúa sus investigaciones y de nuevo gana el premio Vargas, que esta
vez sí le es entregado. En Mene Grande y Trujillo descubre la existencia de las
tripanosomiasis (enfermedad de Chagas) en Venezuela y la ratifica con otro
descubrimiento en Santa Teresa del Tuy (1919). Por su parte, desde Brasil
Carlos Chagas, le envió un cablegrama en el que le agradecía, ya que hasta ese
momento la existencia de la enfermedad se había puesto en duda.
Publicaciones:
- Los Empleados Públicos y la
Reforma Administrativa (1945)
- Organización de Oficinas Públicas (1948)
- Organigramas y Flujogramas (1954)
- Dos Elementos de Gobierno (1960)
- Administración Pública (1962)
- La Formación de un Caraqueño. Memorias, Primer
tomo. Caracas. Editorial Planeta (1994-1996 2ª Edición).
- La Constitución somos nosotros mismos (1999)
- Venezuela y el Dios de los Borrachos.
Semi-Memorias. Caracas: Editorial Libros Marcados, 2007.
- Dos golpes y una transición. Memorias
(1945-1958), Segundo tomo. Caracas: Editorial Libros Marcados, editado por
Fausto Masó, 2009.
- Gobierno en mano. Memorias (1958-1963), Tercer
tomo. Caracas: Editorial Libros Marcados, editado por Fausto Masó, 2009.
- Cuando Venezuela Tenía
Razón. Memorias (Washington, 1963), Cuarto tomo. Caracas: Editorial Libros
Marcados, editado por Fausto Masó, 2013.
En otras
actividades fue designado presidente de los Scouts de Venezuela y ejerció por
un tiempo la abogacía, siendo socio fundador del escritorio jurídico Cottin,
Tejera París & Asociados.
Carrera como
funcionario público:
Funcionario
público en el gobierno de Isaías Medina Angarita y su sucesor Rómulo Gallegos.
Ingresó en el partido socialdemócrata Acción Democrática (AD), siendo en los
gobiernos de este partido sucesivamente Fiscal General de Seguros, Director
Administrativo del Ministerio de Agricultura, Jefe de la Misión de Inmigración
en Roma (promoviendo la política migratoria de ciudadanos europeos) y miembro
de la Comisión de Estudios Financieros y Administrativos del Ministerio de
Hacienda.
El 23 de enero
de 1958, el mismo día que fue derrocado el dictador Marcos Pérez Jiménez, y ya
como miembro del gobierno provisional encabezado por el Contralmirante Wolfgang
Larrazábal fundó el Sistema Nacional de Planificación y Coordinación
(Cordiplan) siendo una institución con facultades similares al Ministerio de
Finanzas. El 18 de febrero de 1959 es designado Gobernador del Estado Sucre por
el gobierno central, cargo que ocupa hasta el 26 de diciembre de 1961. Asimismo
en 1962 fue presidente del Banco Industrial, dejándolo sin deudas y con su
capital aumentado 8 veces. Elegido senador del parlamento en el periodo
1969-1974 por votación popular. En 1989 ejerció como Ministro de Relaciones
Exteriores en el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Tejera París
también realizó actividades diplomáticas en los distintos gobiernos de la etapa
democrática como embajador de Venezuela en España y Estados Unidos (1963 hasta
1968), siendo desde ese cargo uno de los principales voceros latinoamericanos
en contra del gobierno cubano presidido por Fidel Castro, además fue elegido
embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones
Unidas. Entre otros organismos multilaterales donde llegó a laborar se puede
mencionar el Fondo Monetario Internacional, ejerciendo como Director Ejecutivo
en representación de Venezuela, México y Centroamérica.
El 20 de
diciembre de 2002, se allanó su domicilio por parte a la policía política
Disip, acusándolo de “rebelión militar y abuso de autoridad”, contra el
gobierno de Hugo Chávez, siendo posteriormente demostrada su inocencia y no
participación en conspiración alguna, tras diversos procesos judiciales.2
Tejera se postula como pre-candidato presidencial a las elecciones
presidenciales de 2006, sin embargo se retiró poco después para apoyar al
candidato opositor de consenso, Manuel Rosales.
Actualidad
Actualmente está dedicado a la
docencia y a escribir sus memorias. Se muestra partidario de crear nuevas
fórmulas de gobierno, centradas en la recuperación económica y en mejorar la
suerte de cada venezolano, además de la realización de cambios urgentes en la
constitución y en la administración pública. Reconoce la confrontación política
pero insiste en todo lo que lleve a la reconciliación social y al progreso
económico de cada venezolano.
2.- Nace en Valencia (Edo. Carabobo) el 5.11.1899 -Muere en Caracas el 28.11.1890. Médico, investigador científico y político. Fueron sus padres Enrique Tejera, abogado
y juez, y Carmen Guevara Zuloaga. Desde muy temprana mostró su inclinación por
las ciencias naturales y la medicina. Una muestra de su talento para la
ciencia, se puede encontrar en su primera investigación "Sobre un caso de
verruga del Perú", el cual fue publicado en 1913 en la Gaceta Médica,
cuando todavía era un estudiante de medicina. También antes de graduarse gana,
con un seudónimo, el premio Vargas, aunque la Academia de Medicina no decidió
entregarle el mismo por no poseer el título de médico, el cual no había
obtenido por encontrarse entonces exiliado (1917) en París por haber
participado como dirigente estudiantil, en los sucesos universitarios de 1912.
Tras servir en las ambulancias durante la Primera Guerra Mundial, regresa a
Venezuela en 1918; graduándose como Médico cirujano e ingresando al servicio
médico de la Caribbean Petroleum Company ubicada en el campo petrolero de La Horqueta
en la sierra de Perijá. Desde continúa sus
investigaciones y de nuevo gana el premio Vargas, que esta vez sí le es
entregado. En Mene Grande y Trujillo descubre la existencia de las
tripanosomiasis (enfermedad de Chagas) en Venezuela y la ratifica con otro
descubrimiento en Santa Teresa del Tuy (1919). Por su parte, desde Brasil
Carlos Chagas, le envió un cablegrama en el que le agradecía, ya que hasta ese
momento la existencia de la enfermedad se había puesto en duda.
En 1920 vuelve a
Europa y realiza investigaciones, que combina con una exitosa carrera
profesional. Por este tiempo publica numerosos trabajos en revistas médicas
venezolanas y extranjeras y sus estudios sobre leishmaniasis, paludismo y los
trasmisores de enfermedades tropicales, incluyendo la tripanosomiasis equina,
le valen reconocimiento de instituciones extranjeras. En 1924, llega a ser
director del laboratorio de Microbiología de la Sanidad Nacional, en el cual
había comenzado su carrera sanitaria como exterminador de ratas, para luego ser
preparador de bacteriología, ayudante de laboratorio, bacteriólogo y
epidemiólogo (1924-1931). Aunque fue electo individuo de número de la Academia
de Medicina el 27 de septiembre de 1934, no llegó a incorporarse. Durante el
gobierno del presidente Eleazar López Contreras, fue nombrado ministro de
Salubridad, Agricultura y Cría a comienzos de 1936. Sin embargo, a los 15 días,
gracias a un plan madurado durante años, separa Agricultura y Cría y organiza
el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, demostrando particular acierto en
la designación de sus colaboradores: Martín Vegas, Arnoldo Gabaldón, Leopoldo
García Maldonado, José Ignacio Baldó, Julio Diez y otros notables sanitaristas.
A mediados del año 1936 renuncia al Ministerio de Sanidad, tras oponerse en una
exposición ante el Congreso Nacional a una Ley de Defensa contra el Paludismo
que según él, resultaría inútil y costosa.
Ministro plenipotenciario en
Bélgica (1936-1939), es de nuevo nombrado ministro, esta vez de Educación, en
1939. Como tal presentó al Congreso un proyecto de Ley de Educación, consultado
previamente con lo que llamó un "congresillo de expertos" que incluía
profesores, maestros y estudiantes de diversas tendencias. Durante el gobierno
de Isaías Medina Angarita, fue designado ministro plenipotenciario en el
Uruguay (1943-1945) y a partir de febrero de 1945, presidente del estado
Carabobo. En este último cargo realizó una obra eficaz y balanceada en materia
de educación, cultura y sanidad; en ese año trajo a Venezuela, y aplicó en
Morón por primera vez, el DDT. Como consecuencia del 18 de octubre de 1945, se
vio interrumpida su gestión de gobierno. Profesor de histología normal (1926)
en la Universidad Central de Venezuela, el 3 de febrero de 1926 fundó cátedra
de Patología Tropical. En el campo de la investigación trabajó con éxito en la
búsqueda de antibióticos a partir de los hongos microscópicos. Para esto viajó
incansablemente por Venezuela y el extranjero, acumulando un total de 32.500
cultivos que probaba en su propio laboratorio, en el de Higiene (antes
laboratorio de la Sanidad Nacional) que había fundado y que nunca abandonó, y
en laboratorios de Estados Unidos. En definitiva, durante toda su vida Enrique
Tejera compartió su incansable labor en la investigación y el progreso normal y
científico de la medicina venezolana, con la reflexión social y política.